PROGRAMAS RADIALES - 22 de Enero 2006

01 - 22-01-06 luz+luz

 

“Crucifíquenme, pero no son dominicanos”

 

Para los que se dedican a la tarea de distorsionar las posiciones del nacionalismo progresista, que se sustenta en un claro criterio de lo que es la nación dominicana y sus reales diferencias históricas, culturales, sociales y económicas con la nación haitiana, con la que, si bien compartimos la isla de Santo Domingo, no menos cierto es que cada nación ocupa su bien delimitado territorio nacional respectivo; y que como parte de esa deleznable labor de distorsión, pretenden desconocer la conocida estrategia haitiana que comprende tanto la invasión pacifica como la no pacífica o violenta, mediante los recursos y procedimientos, una y otra, más diversificados y refinados, con argucias y patrañas en todos los órdenes, como aquélla del argumento de reclamar un falso humanismo disfrazado con subterfugios jurídicos. Este “humanismo”, en particular, queda desenmascarado, cuando se comprueba que, en realidad, lo único que mueve a las hordas haitianas es su obsesión por ver destruida a la nación dominicana.

 El miércoles 18 de enero de este año 2006, en la prensa mediática escrita, en el periódico Hoy, específicamente, calzado con la firma de Leila Roldán, ésta publicó un artículo que tituló: “Crucifíquenme, pero no son dominicanos”. A la señora Roldán la conocemos por sus escritos, que no siempre compartimos del todo, eso es la verdad, pero sin lugar a dudas que la narración que ella hace en este artículo sobre el comportamiento de los haitianos dentro del territorio dominicano, narración hecha con perspicacia, inteligencia y estilo vivo, no sólo demuestra esto que afírmanos, de que lo único que mueve a las hordas haitianas es su obsesión por ver destruida a la nación dominicana, sino que este artículo adquiere el carácter, al mismo tiempo, de un contundente pescozón sin mano, tanto al chantaje de llamar “histeria” antihaitiana, como al otro que se esgrime enarbolando el sonsonete ése del andrajoso “humanismo”, a toda postura que se traduzca en oposición a la penetración de los haitianos al territorio dominicano de la manera indiscriminada en que lo están haciendo, penetración que es masiva y de forma ilegal, como aquella que rechaza el posterior reconocimiento de estos indocumentados haitianos como dominicanos, lo mismo que a los hijos de éstos nacido en territorio dominicano, todo lo cual está completamente divorciado de lo establecido en la Constitución vigente, sustento jurídico de la nación dominicana; propiciado todo esto con el fin avieso de la fusión de las dos naciones, como pretenden tanto los Estados Unidos, la Unión Europea y Canadá, así como la Iglesia cristiana católica vaticanista, que aspira, una vez consumada la fusión, a conservar su condición parasitaria del Estado que hoy mantiene del Estado dominicano por la firma del Concordato y sus anexos, Vicariato Castrense y Patronato Nacional San Rafael, condición ésta de parásito estatal, por otro lado, a la que aspiran las sectas cristianas evangélicas, que también conspiran contra la nación dominicana y a favor de los intereses de los monopolios imperiocapitalistas, sobre todo de los Estados Unidos, de los que son apéndices directos que les sirven como agencias de espionaje y contrainsurgencia.

En tal sentido, hemos querido que ustedes conozcan el contenido del artículo y por eso lo hemos reproducido in extenso.

 “Crucifíquenme, pero no son dominicanos” por Leila Roldán

“Los amigos y los no tan amigos con quienes comparto a veces tantas ideas me pueden crucificar, si quieren, pero su visión de la relación Haití - República Dominicana no la comparto. Para nada.”

“Los que me conocen saben que, al igual que ellos, me hiere el dolor de otro, el hambre de otro, la pobreza de otro. Pero igual me hiere la crueldad sanguinaria e indolente con esos otros seres tan vivos como nosotros, pero aún más indefensos, que pueblan el mundo animal.”

“Por eso, entre otras razones que como abogada educada por los mejores maestros de las universidades dominicanas han modelado mi pensamiento jurídico, mi postura en este tema. Que es la misma postura del Poder legislativo, que ha hecho la sabia Ley General de Migración vigente, del Poder Judicial, que la ha ratificado como buena y válida, y del Poder Ejecutivo, que ha declarado su aquiescencia a los otros dos.”

“Los haitianos son nuestros hermanos y son sujetos de los mismos derechos humanos que el resto de la humanidad. Pero no son dominicanos. Aunque vengan en "gira" a parir a nuestro país o aunque "se la busquen" en nuestro territorio.”

“No son dominicanos porque nuestro país es soberano en decidir a quién corresponde dicha nacionalidad. Y el país ha decidido. A través de sus representantes elegidos directa e indirectamente, selló la discusión.”

“No corresponde la nacionalidad dominicana a quienes practican una religión primitiva y sangrienta, ni a quienes depredan como plaga los recursos naturales, comiéndose perros y gatos, especies marinas y aves nativas y migratorias. No le corresponde a quienes destruyeron a pedradas el último nido de Halcón Peregrino que existía en el Parque Jaragua para almorzarse sus pichones, ni a quienes destruyen árboles y ecosistemas en la forma más brutal para preparar carbón vegetal, constituyendo una "amenaza para la preservación del medio ambiente y los recursos naturales".”

“No corresponde la nacionalidad dominicana a quienes "invadieron recientemente áreas protegidas causando daños en más de 50 acuíferos" emprendiendo acciones de pesca prohibidas por la ley de especies marinas en vías de extinción. No le corresponde a quienes portan sierras, sinfines, plantas eléctricas, hachas, machetes, revólveres, pistolas, escopetas y rifles de perdigones para la despiadada cacería de aves y hasta de animales de compañía.”

“Tampoco debería corresponder a los malos dominicanos que cometen similares atropellos. Pero gracias a Dios que son los menos, pues vamos ganando en conciencia y proliferan constantemente los grupos, organismos e instituciones de enfoque ético al tratamiento de la fauna y la flora nacional. Al revés que en Haití.”

“A esos haitianos no les hacemos daño alguno si no les regalamos nuestra nacionalidad. Al fin y al cabo la República Dominicana para ellos sólo es una gran despensa viva que les queda a la mano al agotarse la propia. La nacionalidad conlleva respeto por los recursos, sentido de futuro de un país, arraigo y pertenencia. Los haitianos, por mucho que quieran venir, no sienten por el lado este de la isla ninguna de esas preocupaciones. República Dominicana sólo les importa en la medida en que puedan satisfacer sus necesidades elementales sin comprometerlos a trabajar por un mañana. Y así no se puede ser dominicano.”


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