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03-12-05 luz+luz
Origen de la vida y Oparin
Alexandr Ivánovich Oparin (1894
-1980), fue un bioquímico ruso, pionero en el desarrollo de teorías
bioquímicas acerca del origen de la vida en la Tierra. Se graduó en
la Universidad de Moscú en 1917, un año después del triunfo de la
revolución rusa que llevó al poder a los comunistas bolcheviques
dando a luz el primer estado socialista. Fue nombrado catedrático de
bioquímica en 1927, y desde 1946 hasta su muerte fue director del
Instituto de Bioquímica A. N. Bakh de Moscú. Materialista
dialéctico, intentó explicar el origen de la vida en términos de
procesos químicos y físicos. Planteó la hipótesis de que la vida
había surgido a través de una progresión de compuestos orgánicos
simples a compuestos complejos autorreplicantes. Su propuesta se
enfrentó inicialmente a una fuerte oposición, pero con el paso del
tiempo ha recibido respaldo experimental y ya con el descubrimiento
de la molécula de ADN y posteriormente el desciframiento del genoma
humano, ha sido aceptada como hipótesis legítima por la comunidad
científica.
El fragmento siguiente corresponde
a la introducción que el propio Oparin hizo a su principal obra, “El
origen de la vida sobre la Tierra” (1936), donde expuso brevemente
el planteamiento de su teoría con respecto al origen de la vida en
este planeta.
Dice Oparin lo siguiente: “La
cuestión relativa al origen de la vida, o aparición sobre la Tierra
de los primeros seres vivientes, pertenece al grupo de los problemas
más importantes y básicos de las Ciencias Naturales. Toda persona,
cualquiera que sea su nivel cultural, se plantea este problema más o
menos conscientemente, y, de mejor o peor calidad, producirá una
respuesta, ya que sin ella no puede concebirse ni la más
rudimentaria concepción del Mundo.
“La Historia nos muestra que el
problema del origen de la vida ha atraído la atención de la
Humanidad ya desde los tiempos más remotos. No existe un solo
sistema filosófico o religioso, ni un solo pensador de talla, que no
haya dedicado la máxima atención a este problema. En cada época
diferente y durante cada una de las distintas fases del desarrollo
de la cultura, este problema ha sido resuelto con arreglo a normas
diversas. Sin embargo, en todos los casos ha constituido el centro
de una lucha acerba entre las dos filosofías irreconciliables del
idealismo y el materialismo.”
“Hacia comienzos de nuestro siglo
-se refiere Oparin al siglo 20- esta lucha no solamente no amaina,
sino que adquiere renovado vigor; ello debido a que las Ciencias
Naturales de entonces eran incapaces de encontrar una solución
racional y científica al problema del origen de la vida, a pesar de
que en otros terrenos ya habían logrado tan brillantes éxitos. Se
había entrado, por así decirlo, en un callejón sin salida. Pero un
tal estado de cosas no era fortuito. Su causa residía en el hecho de
que hasta la segunda mitad del siglo pasado todos, casi sin
excepción, se habían obstinado en resolver este problema basándose
en el principio de la generación espontánea. Es decir, con arreglo
al principio según el cual, los seres vivos podrían generarse no
solamente a partir de los semejantes suyos, sino también de una
manera primaria, súbitamente, a partir de objetos pertenecientes a
la Naturaleza inorgánica, disponiendo además, ya desde el primer
instante, de una organización compleja y perfectamente acabada. Este
punto de vista era defendido tanto por los idealistas como por los
materialistas, limitándose las discrepancias exclusivamente a las
causas o fuerzas que condicionaban aquella génesis.”
“Con arreglo a los idealistas,
todos los seres vivientes, incluyendo al hombre entre ellos, habrían
surgido primariamente dotados de una estructura poco más o menos
igual a la que hoy en día poseen gracias a la acción de fuerzas
anímicas supramateriales: como resultado de un acto creador de la
Divinidad; por la acción “conformadora” del alma, de la fuerza vital
o de la entelequia, etc. En otras palabras, sería siempre el
resultado de aquel principio espiritual que, según los conceptos
idealistas, constituye la esencia de la vida.”
“Por el contrario, los naturalistas
y filósofos de fibra materialista, partían de la tesis, según la
cual, la vida, lo mismo que todo el universo restante, es de
naturaleza material, no siendo necesaria la existencia de principio
espiritual alguno para explicarla. En consecuencia, al ser la
generación espontánea un hecho autoevidente para la mayoría de
ellos, la cuestión se limitaba a interpretar este último fenómeno
como el resultado de leyes naturales, rechazando toda injerencia por
parte de fuerzas sobrenaturales. Creían así que la manera correcta
de resolver el problema del origen de la vida consistía en estudiar,
con todos los medios al alcance de la Ciencia, aquellos casos de
generación espontánea descubribles en el medio natural o inducidos
experimentalmente.”
Materialismo dialéctico y Oparin
Oparin, que era un científico
materialista dialéctico, en su narración sucinta de la historia
sobre las diversas hipótesis formuladas para la explicación del
origen de la vida en este planeta que hace en la introducción de su
libro, “El origen de la vida sobre la Tierra”, donde por primera vez
se plantea una hipótesis coherente sobre el origen de la vida en
este planeta, la cual hoy día ha sido confirmada, aborda el aspecto
de cómo los defectos del materialismo premarxista, que no era
dialéctico, se reflejaron en este proceso. Es oportuno recordar que
en un principio el materialismo como filosofía superaba el
desarrollo de las ciencias y por eso esta filosofía no pudo
imponerse, para probar que el materialismo dialéctico tenía razón
había que crear y desarrollar las ciencias y esto ha exigido más de
20 siglos.
Dice Oparin textualmente lo
siguiente: “Sin embargo, diversas observaciones y experiencias
cuidadosamente efectuadas y, muy en particular, las investigaciones
de Luís Pasteur, demostraron definitivamente lo ilusorio que era el
propio “hecho” de un surgimiento súbito de los seres vivos, aun los
más elementales, a partir de materiales inertes. Quedó establecido
con absoluta certeza que todos los hallazgos previos de casos de
generación espontánea habían sido simplemente el fruto de errores
metodológicos, de un planteamiento incorrecto de los experimentos o
de una interpretación superficial de los mismos.”
“Esto privó de todo punto de apoyo
a los naturalistas que veían en la generación espontánea el único
medio posible de originarse la vida. Los descubrimientos de Pasteur
les negaban toda posibilidad de resolver esta cuestión por vía
experimental. Ello les condujo a conclusiones elevadamente
pesimistas, cual fueron el afirmar que el problema del origen de la
vida está “maldito” o que es insoluble; que el ocuparse de él es
impropio de un investigador serio, constituyendo solamente una
pérdida de tiempo.”
“Como resultado de ello, numerosos
naturalistas de nuestro siglo experimentaron una profunda crisis de
ideas. De esta manera, algunos de entre ellos procuraban a toda
costa evitar esta cuestión, sugiriendo, por ejemplo, que la vida
jamás habría tenido principio y que los primeros seres vivos habían
sido trasplantados a la Tierra desde algún punto exterior: desde la
superficie de planetas más o menos lejanos. Otros naturalistas
pasaron a ocupar posiciones francamente idealistas y consideraron a
este problema como patrimonio de la Fe y no de la Ciencia. Por
supuesto, la causa de esta crisis no estaba en la esencia del
problema en cuestión, sino en el procedimiento metodológicamente
incorrecto con que se intentaba resolverlo.”
“El mérito enorme de Darwin ante la
Biología estriba en haber roto con el método tradicional,
metafísico, utilizado para resolver la cuestión del origen de las
actuales especies animales y vegetales. Darwin puso en claro que los
seres vivos elevadamente organizados han podido surgir solamente
como resultado de un prolongado desarrollo; gracias a un proceso de
evolución de los organismos, en cuyo transcurso las formas más
primitivas se convierten en otras más elevadas. La aparición del
hombre o de cualquier otro organismo altamente organizado resulta
inconcebible fuera de este proceso de evolución, a menos que se
recurra a la intervención de factores sobrenaturales o espirituales
de uno u otro tipo.”
“Con respecto al origen de la vida
misma y de los seres vivos elementales (progenitores de todo lo
viviente en este planeta), las Ciencias Naturales de la era post-darwiniana
continuaron, sin embargo, utilizando aquel mismo enfoque metafísico
que anteriormente había sido aplicado también al caso de los seres
vivos altamente organizados. Vemos así que, incluso después de
Darwin, se pretendía explicar el origen de la vida prescindiendo
totalmente del concepto de una evolución general de la materia. El
origen de la vida era concebido como un acto de generación súbita y
espontánea de organismos, donde aun los más sencillos aparecerían ya
dotados con todos los atributos complejos de la vida.
Desgraciadamente, este planteamiento del problema se hallaba en
radical contradicción con la experiencia y con los hechos, por lo
que no podía conducir a otra cosa que a la decepción más amarga.”
“Ante nosotros se abren
perspectivas por completo diferentes si planteamos este problema en
términos dialécticos y no de una manera metafísica, basándonos para
ello en el estudio de aquella evolución gradual de la materia que
precedió a la aparición de la vida y condujo a su nacimiento. La
materia jamás permanece en reposo, sino que se halla en constante
movimiento, se desarrolla y, a través de este desarrollo, pasa de
una forma de movimiento a otras nuevas, cada vez más perfectas y
complejas. La vida, concretamente, representaría una forma especial,
muy complicada, de movimiento de la materia, que habría surgido como
propiedad nueva en una determinada etapa del desarrollo general de
la materia” afirma Oparin y agrega: “Ya hacia finales del siglo
pasado, -se refiere en este caso al siglo XIX- Federico Engels
había considerado el estudio histórico del desarrollo de la materia
como el método más adecuado para resolver el problema del origen de
la vida. Sin embargo, sus ideas no obtuvieron un eco suficientemente
amplio en los ámbitos científicos de la época.”
“Aun incluso durante los primeros
decenios de nuestro siglo –siglo XX- eran todavía muy escasos los
naturalistas que defendían en sus obras un origen evolucionista de
la vida. Por añadidura, los que lo hacían, estas apologías estaban
expresadas en términos demasiado imprecisos, por lo que resultaron
impotentes para vencer el atascamiento que, con respecto al origen
de la vida, imperaba entonces en el campo de las Ciencias
Naturales.”
“Ha sido tan sólo en nuestra
época, partiendo de una generalización del abundante material
acumulado por las Ciencias Naturales durante el siglo XX, cuando se
ha logrado trazar un bosquejo del desarrollo evolutivo de la
materia, llegándose incluso a precisar las etapas probables que este
proceso ha seguido hasta la aparición de la vida. A consecuencia de
ello, han quedado abiertas grandes posibilidades para el estudio
experimental del problema de la biogénesis.”
“Pero actualmente ya no se trata de
tentativas desesperadas para sorprender o descubrir casos de
generación espontánea de organismos sino de estudiar y reproducir en
el laboratorio los fenómenos que tienen lugar durante el desarrollo
evolutivo de la materia.”
“Tal estado de cosas ha tenido como
consecuencia un cambio radical en la actitud de los naturalistas
hacia el problema del origen de la vida. Si anteriormente, durante
casi toda la primera mitad del siglo XX, este problema se hallaba
excluido casi totalmente del campo de las Ciencias, siéndole
dedicada una atención mínima en la literatura científica mundial, en
la actualidad le son consagrados numerosos artículos y libros,
informes y comunicaciones acerca de trabajos experimentales. Ahora
ya no nos conformamos con un estudio especulativo de la historia de
aquellos fenómenos ocurridos en nuestro planeta en una época
determinada. En la actualidad queremos comprobar experimentalmente
nuestras hipótesis: reproducir artificialmente las diversas etapas
del desarrollo histórico de la materia y, en último término,
sintetizar vida. Pero esta vez, sin embargo, no ya siguiendo el
largo y tortuoso sendero recorrido por la Naturaleza hasta la
consumación de esta síntesis, sino que procuraremos reconstruir
deliberadamente la organización que encontramos, ya acabada, en los
seres vivos actuales.” Esto es lo que hoy logramos mediante la
clonación, le recordamos a ustedes nosotros.
“No cabe duda alguna que ésta es
una tarea de complejidad excepcional. No obstante, la Ciencia de
nuestros días se halla en condiciones de, al menos, plantear la
cuestión de una manera efectiva.”
“En las líneas que siguen
procuraremos exponer, en primer lugar, las diversas rutas seguidas
por el intelecto humano en su empeño por resolver el problema de la
biogénesis. Presentaremos de manera sucinta toda la serie de
doctrinas y teorías elaboradas en el transcurso de muchos siglos.
Nuestra principal atención estará dedicada, sin embargo, a describir
el plan de desarrollo gradual de la materia, que, según nuestro
criterio, condujo a la aparición de la vida en este planeta.”
Les exhortamos a que busquen y lean
este librito, lo de librito es por su tamaño, pues no es voluminoso,
sino mas bien pequeño, escrito en 1924, y que 81 años después, todas
sus hipótesis han sido probadas, no sólo para que conozcan sobre el
origen de la vida sobre la Tierra, sino para que aquilaten el valor,
la superioridad y exactitud del materialismo dialéctico, que es el
materialismo científico, el materialismo de Marx y Engels, y Lenin,
Stalin y Mao set tung.
El origen del
hombre
De otro lado, es propicia la
ocasión para puntualizar que el progreso de la ciencia ha venido a
confirmar también la teoría materialista dialéctica del origen del
hombre. Esta establece que el origen del hombre no puede reducirse a
la investigación de su desarrollo biológico, única y exclusivamente,
ya que éste no explica por sí solo la esencia de la transición del
antepasado animal al hombre antiguo. El cambio cualitativo operado
en el proceso de evolución del mundo animal durante la formación del
hombre fue descubierto, precisamente, por Federico Engels al señalar
que al hombre lo separa del mundo animal su actividad laboral
social, es decir, el trabajo en asociación con otros de su misma
especie que lleva a cabo con la ayuda de instrumentos de trabajo que
él mismo prepara o crea, no que se los da la naturaleza, y esta
particularidad del hombre, sería lo que habría de desempeñar el
papel decisivo en todo su desarrollo, la cual tampoco surgió de
golpe como no surgieron los diferentes seres vivos complejos con la
aparición de la vida en este planeta, sino como resultado de un
proceso de muchos miles de años.
El hombre no podía, como hoy
tampoco, efectuar las actividades para obtener cuanto necesita para
la vida, de manera aislada, un hombre solo por separado. De no
haberse agrupado en sociedad habría sucumbido inevitablemente. Por
eso para comprender el progreso de la humanidad es necesario también
conocer los vínculos sociales que los hombres establecen en el
proceso productivo, en el trabajo, que son parte inseparable de la
producción. |