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01 - 22-01-06
luz+luz
Dover y la ciencia de la evolución
En el periódico “El País”, de
España, el día 20 de diciembre del 2005, diario, por cierto,
controlado por el Opus dei, como lo es el periódico “Hoy” en nuestro
país, fue publicada la información donde se daba cuenta de que un
juez de los Estados Unidos prohibió que se impartiera en la clase de
ciencia de una escuela de distrito la teoría del diseño inteligente
que se impartía allí como parte de la estrategia de los sectores
cristianos más intolerantes y recalcitrantemente opuestos a la
ciencia de los Estados Unidos, con la finalidad de desconocer la
validez de la ciencia de la evolución. Y aunque el artículo
publicado por el periódico español “El País” hace honor a la gran
verdad de que el lenguaje es la expresión de la conciencia práctica,
es decir que el lenguaje refleja los intereses que en realidad se
defienden o por los que se aboga a la hora de participar cada quien
en cualquiera de las tres vertientes de la práctica social, la
producción, las relaciones entre los hombres en la sociedad y la
científica, pues la información fue presentada al lector redactada
de forma imprecisa y embrollada, con el mal disimulado propósito de
crear confusión y restar contundencia al caso. Por cierto que hay
que destacar que el periódico “El País” se embarcó en la tarea de
embrollar y tratar de distorsionar la información, pero aquí en este
país, la cosa fue peor, toda la prensa mediática ha ocultado la
información, y todos a una le han aplicado la mordaza del silencio.
La información es la siguiente. En
octubre del año 2004 el pequeño pueblo de Dover, en Pennsylvania,
Estados Unidos, se convirtió en centro de atención porque su escuela
primaria fue la primera escuela de distrito (escuela estatal) de
todos los Estados Unidos en incluir la doctrina del creacionismo en
su programa de ciencia. Sus alumnos de noveno grado, desde entonces,
habían tenido que estudiar la teoría de la evolución, no como un
hecho comprobado, sino como algo no confirmado del todo, que tenía
algunas lagunas, por lo que al mismo tiempo eran invitados a
considerar otras explicaciones del origen de la vida, como la
llamada del “diseño inteligente”. Desde entonces, también, el
proceso ha sido observado con atención y preocupación desde al menos
30 estados de los Estados Unidos, donde también grupos cristianos,
precisamente aquéllos que tienen mayor influencia en el gobierno de
Bush, pretenden aplicar similar iniciativa.
Sin embargo, un juez federal ha
decidido prohibir la enseñanza de la teoría del diseño inteligente
en el pueblo de Dover, la que se impartía desde 2004, a instancia de
11 padres de familia que habían denunciado este crimen
anticientífico y violatorio de la constitución norteamericana que
reivindica la laicidad del Estado, convirtiéndose así, en los
ganadores de la mayor batalla legal sobre la enseñanza de la
evolución desde 1925.
El juez John E. Jones III, declaró
que es inconstitucional enseñar la teoría del “diseño inteligente”
como alternativa a la de la evolución en las clases de ciencia de
las escuelas públicas. Así, pues, a través de su sentencia de 139
páginas, el juez da la razón a la demanda que sugería que la
dirección de la escuela había violado la cláusula constitucional que
establece la separación entre iglesia y Estado, pilar fundamental de
la constitución norteamericana.
Ustedes deben recordar que en
reiteradas ocasiones hemos hecho referencia de aquel debate que se
iniciara en 1925 con el llamado juicio del mono. En aquella ocasión,
pese a que la teoría de la evolución estaba ampliamente difundida
como una evidencia científica, la Corte Suprema de Tennessee condenó
al profesor John Scopes, a pagar una multa de 100 dólares por violar
la ley, la de Tennessee Butler Act, que declaraba ilegal enseñar
cualquier teoría que negara la historia de la creación divina del
hombre.
Aquella derrota legal de la
ciencia se convirtió, paradójicamente, en una victoria, cuando la
decisión fue apelada ante instancias superiores y Scopes fue
absuelto. Probablemente será de nuevo el alto tribunal, la Suprema
Corte de Justicia de los Estados Unidos la que finalmente determine
si se seguirá enseñando el creacionismo en los Estados Unidos en
perjuicio del derecho de la juventud norteamericana de hacer suyo el
acervo cultural de la humanidad. |