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26-02-06 luz+luz
Campeones de la libertad de prensa
Para la avanzada de periodistas
curtidos en la sucia guerra fría, los llamados campeones de la
libertad de prensa, por cierto, por lo menos en este país República
Dominicana, estos campeones de la libertad de prensa adolecen de un
acervo cultural raquíticamente vergonzante, si se toma en cuenta que
al que escribe y comenta a través de los medios de prensa se le
considera con cierto lustre de intelectual, que sólo son campeones
cuando tienen al oponente maniatado y amordazado bajo la dictadura y
el fascismo, porque de lo contrario no resisten, como las
sabandijas, ni el más tenue rayo de luz, cayendo la piel de oveja y
quedando al descubierto el lobo del censor e intolerante de este
supuesto campeón de la libertad de expresión, que dicen que el
cristianismo, contrario al Islam, no es intolerante, vayan estos
datitos.
En los tiempos en que en París
(finales del siglo XVIII) se proclamaban los derechos del hombre, en
Roma, el papa Pío VI, en su encíclica Quod aliquantum, defendía que
no podía imaginarse mayor tontería que tener a todos los hombres por
iguales y libres. Y desde entonces, las citas papales tratando de
atajarles el paso a las libertades serían interminables.
La libertad absoluta era sólo para
la verdad, nunca para el error, afirmaban los teólogos, canonistas y
moralistas de la corte de Pío XII, claro, que ellos y nadie más
determinaban lo que era verdad y error. Era verdad, como lo sigue
siendo para la Iglesia cristiana católica, el fascismo y era el
error el comunismo.
Ya hemos citado las encíclicas de
1816 y 1824 sobre las guerras de independencia americanas. Ya se
había pronunciado el Vaticano mediante encíclica también, en contra
de la guerra de independencia de los Estados Unidos y declarado esta
nueva nación como satánica.
Y ahora, de nuevo a través de la
Encíclica, con la primera encíclica papal de Benedicto XVI, “Dios es
amor”, arremete, el cristianismo católico vaticanista, contra la
lucha de los pueblos del mundo por su libertad y autodeterminación y
a favor de las potencias imperiocapitalistas que saquean y expolian
a estos pueblos del mundo, y como otrora lo hiciera con las
Cruzadas, son los musulmanes quienes encarnan hoy también
el artificio,
la añagaza, para justificarse.
Es evidente que la libertad no ha
caído como fruto natural de las ramas del cristianismo, sino que ha
sido y es una conquista tras largas luchas frente a las estructuras
de poder de la Iglesia cristiana católica y del cristianismo como
tal.
No obstante, la política trazada
por Benedicto XVI bajo el estandarte del dios tolerante, “tolerante”
de la policía expansionista y expoliadora de los países
imperiocapitalistas, en particular de los Estados Unidos,
explicaría, entre otras cosas, el hecho de que el cardenal Nicolás
de Jesús López Rodríguez, que es un príncipe de la monarquía
absolutista vaticanista coaligada con estos países
imperiocapitalistas, se atreva a hacer el ridículo y justifique la
presencia de tropas militares norteamericanas en Barahona y
desconocer que se trata, esta presencia militar, de una agresión a
nuestra soberanía y autodeterminación, con aquello de que él no las
ha visto y como él no las ha visto, ¡no están ahí! A cambio,
esto de exponerse a
la burla o al menosprecio de las gentes,
de que sus aliados los
imperialistas norteamericanos se sigan haciendo los chivos locos,
algo así como lo que hizo el cardenal López Rodríguez con aquello de
que “no las he visto”, y sigan no cuestionando que este sea un país
vasallo del Vaticano gracias al Concordato, firmado por Trujillo,
que no respetaba ni la libertad, ni la democracia; Concordato, que
es el sustento del obsoleto Estado dominicano teocrático y
bonapartista actual, que no nos permite dar el salto a la modernidad
y alcanzar un estado de derecho, a pesar de que viven, Estados
Unidos e Iglesia Católica y este cardenal López Rodríguez,
cuestionando a todo el mundo, señalando quiénes violan o no los
derechos, quiénes son o no terroristas satánicos, quiénes son
civilizados o no o lo que es democracia y lo que no lo es, así como
haciendo de juez y parte sobre otras tantas de las cosas que ellos
no respetan estando de por medio su ambición imperialista. |