02 - 28-01-06 luz+luz
Tupac Katari
". . . A mi solo me mataréis, pero
mañana volveré y seré millones".
Tupac Katari.
El 15 de Noviembre de 1781, un
hombre lanzaba esta sentencia a los rostros de sus verdugos. El
territorio de lo que hoy es Bolivia acababa de conocer una de las
revoluciones indígenes más grandes de su historia, la ciudad de La
Paz había sido cercada dos veces, un fuego de rebeldía invadía los
valles y altiplano.
Esta epopeya fue frustrada, sin
embargo, por la traición. El enemigo colonialista, valiéndose del
engaño, logró capturar al líder de esa rebelión, a Tupac Katari (Julian
Apaza). El odio esclavista colonial contra los habitantes
originarios y dueños de estas tierras ahogó en una de las masacres
más sangrientas de las tantas cometidas contra esos pueblos en
nombre del cristianismo y el coloniaje esclavista español cristiano
católico.
En la plaza del pueblo de Peñas
(Cajamarca) el mártir indígena Tupac Katari estaba rodeado de los
representantes del poder colonial:
El cura, representante de la
intolerancia e hipócrita rigidez moralista que procura eliminar todo
vestigio de todo lo ajeno al oscurantismo supersticioso cristiano
que representa, con el fin de minar el más mínimo vestigio de
espíritu de lucha y dignidad en los seres humanos o en el “indio”,
como seria el caso, que a su entender no alcanzaba la condición de
humano.
El delegado militar, zafio,
desalmado, grosero y tosco que busca imponer por las armas el poder
esclavista colonial de su "madre patria".
El corregidor, autoridad encargada
de dar la forma civil ("civilizada"), en este caso cabria preguntar
si civil equivale a decir civilizar, porque la forma civil o legal
no era mas que la imposición de la “civilización” del régimen
esclavista colonial de explotación y opresión sobre el indígena
“salvaje”. Y los notables criollos y chapetones, mediocridad lacaya
del despreciable aporte europeo.
La orden fue dada y los caballos
partieron a los cuatro puntos cardinales. Su cuerpo descuartizado
fue expuesto por todo el territorio de Kollasuyu, como escarmiento a
los indios rebeldes: Su cabeza en el cerro de K'ili K'ili (La Paz);
la mano derecha en Ayo Ayo, la izquierda en Achacachi; su pierna
derecha en Chulumani y la izquierda en Caquiaviri. Más tarde su
esposa Bartolina Sisa, moriría estrangulada por los mismos verdugos.
Hoy como ayer los pueblos son
víctimas de los mismos verdugos simbolizados en la ejecución de
Tupak Katari. Empero, la historia es implacable, el destino
histórico de los pueblos es de ser libres y por eso Tupac Katari con
su inmolación adquirió la cualidad de retornar convertido en
millones en distintas épocas, en distintas luchas tanto urbanas como
rurales, en las tierras altas como en las tierras bajas.
Hemos recreado esta semblanza
sobre Tupac Katari, a partir de la hecha por publicaciones en
Internet de movimientos indígenas aymaras. |