Ciencia

Seminario Introducción al Materialismo Dialéctico

 

Fascículo Nº 1

¿Cómo debemos iniciar el estudio del materialismo dialéctico?

 

Nuestro propósito es el estudio del materialismo dialéctico, pero para lograrlo debemos avanzar por etapas.

Cuando hablamos de materialismo dialéctico pensamos en dos palabras: materialismo y dialéctica, lo que quiere decir que el materialismo es dialéctico. La palabra dialéctica designa, pues, la forma moderna del materialismo.

Por tanto, aunque desde la antigüedad hubo filósofos materialistas y hay puntos comunes entre los materialistas de todos los tiempos, no siempre el materialismo fue dialéctico. Como dice un gran pensador materialista, Federico Engels, y citamos: “lo mismo que el idealismo pasó toda una serie de fases de desarrollo, también ocurrió así con el materialismo. Con cada descubrimiento que hace época en el dominio de las ciencias naturales, hay que modificar su forma” (es decir la forma del materialismo, nota nuestra). “Ludwig Feuerbach y el Fin de la Filosofía Alemana”. Recordemos que el materialismo es una filosofía que ha estado siempre vinculada a la ciencia, que ha evolucionado y progresado con la ciencia.

Tenemos que estudiar la historia del materialismo, aunque sea someramente, para saber por qué y cómo el materialismo ha experimentado su particular forma de desarrollo. Pero también tenemos que estudiar la historia del materialismo porque en los establecimientos de enseñanza secundaria y universitaria esta historia es presentada de manera incompleta y tergiversada, en una palabra: falseada o falsificada.

Por ejemplo, no pudiendo ignorar a los grandes pensadores materialistas, se les nombra hablando de todo lo que han escrito, salvo de sus estudios materialistas, y se oculta deliberadamente decir que son materialistas. Tal es el caso de Diderot, que fue el pensador materialista más grande antes de Marx y Engels.

En otros casos, cuando los procedimientos de falsificación y tergiversación no logran disfrazar a ciertos autores, simplemente son ignorados como si no hubieran existido, tales son los casos de Holbach y Helvetius cuando se estudia la filosofía del siglo XVIII.

Sino, cuando se trata de pensadores materialistas sin saberlo o inconsecuentes, como muchos han habido en el transcurso de la historia y entre los que podemos citar como ejemplo a Descarte, la historia escrita para satisfacer los intereses de los sectores parasitarios y privilegiados de la sociedad, deja en la sombra todo cuanto estos pensadores han escrito relacionado con el materialismo, a pesar de que todo ese acervo, no sólo ha influido en el materialismo, sino que ha dado nacimiento a toda una corriente de esta filosofía.

Pero esta tentativa de manipulación y falsificación de lo que ha sido y es el materialismo en la enseñanza a todos los niveles ha llegado hasta el extremo de que, cuando en los manuales de filosofía se habla de materialismo (porque se hace imposible dejar de hablar de ello) se trata al materialismo dialéctico o marxismo de manera separada de la historia general del materialismo, como si se tratara de asuntos separados.

Tenemos, en fin, que estudiar la historia del materialismo porque nos enseña con claridad que es la única filosofía consecuentemente fiel a todas las teorías de las ciencias naturales, hostil a la superstición y ha sido por regla general, la concepción del mundo de las clases y capas avanzadas de la sociedad, mientras las diversas formas del idealismo filosófico, que se reducen siempre de un modo o de otro a la defensa o apoyo de la religión, han sido el sostén de la ignorancia, de las instituciones bárbaras, decadentes y opresoras, así como de las fuerzas más retrógradas de la humanidad.

No pretendemos explicar en uno o dos fascículos los dos mil años de la historia del materialismo, pero si pretendemos dar indicaciones generales que le puedan guiar a usted en un estudio más pormenorizado del tema.

Vamos a distinguir dos períodos: el primer período o materialismo premarxista y el segundo período materialismo marxista o materialismo dialéctico.

Fascículo 2

 

 


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